Vosotras, vuestras vidas,
sois lo que respiramos,
de donde nos amamántamos,
sois nuestro caminar.
Hombres, pensad en vuestras madres antes….
Si las manos levantáis….
Esas manos que castigan por castigar,
sin razón y compasión alguna.
Son las manos del verdugo y ellas,
como en la inquisición
perseguidas, escondidas,
en lo profundo del bosque,
Entonces… las llamaban brujas.
Vivían castigadas, sometidas.
No miraban razones,
eran de su propiedad,
porque les daba lo mismo.
Hoy, Ėl, cansado del trabajo,
doblado de la taberna,
o del tugurio que fuese….
Ella, descanso no tenía,
ni besos, ni caricias.
Él, tan solo la comida,
o la cena en la mesa.
Ella, cena con él cansada
Y pregunta ¿El día como a ido?
Él la mira y contesta
“cansado de todo el día,
¿a ti te parece poco?”
Ella contesta: “no, no,
pobrecillo, si lo veo.
Pero yo comidas, cenas, niños,
lavar fregar, ir a la compra
cuesta….”
Hablo de una época,
cualquiera que fuese.
Dieron y dan la vida por los suyos.
Las que estáis aquí,
tenéis vuestra libertad,
vuestra vida…
y no olvidéis,
dedicarselas a aquellas
que se tuvieron que marchar….
Sin libertad.
Andrés que bonito poema .
Me gustaMe gusta